
Es el conjunto de reglas que debemos observar para comunicar dignidad, decoro y elegancia a nuestras acciones y palabras, y manifestar a los demás la benevolencia. atención y respeto debidos.
Sus prescripciones tienden a la conservación del orden y buena armonía que suelen reinar entre los hombres y estrechar los lazos que los unen, por medio de impresiones agradables.
Las reglas de urbanidad no se encuentran ni pueden encontrarse en las leyes; sin embargo, no podría conservarse ninguna sociedad en que fuesen absolutamente desconocidas. Ellas nos enseñan a ser metódicos y exactos en el cumplimiento de nuestros deberes sociales; y a dirigir nuestra conducta de manera que a nadie causemos mortificación o disgusto; a tolerar caprichos y debilidades de los hombres; a ser atentos, agradables y complacientes, sacrificando, cada vez que sea necesario y posible, nuestros gustos y comodidades a los ajenos; a tener limpieza y compostura en nuestras personas, para fomentar nuestra propia estimación y merecer la de los demás; y adquirir, aquel tacto fino y delicado que nos hacen capaces de apreciar en sociedad todas las circunstancias y proceder con arreglo a lo que cada una exige.
Por medio del estudio de las reglas de urbanidad, y por contacto con personas cultas y bien educadas, llegamos a adquirir lo que se llama buenas maneras o buenos modales, el cual no es otra cosa que decencia, moderación y oportunidad en nuestras acciones y palabras, y aquella delicadeza y gallardía que aparecen en todos nuestros movimientos exteriores, revelando suavidad de costumbres y cultura.
En nuestra web, desempolvaremos un poco de cada una de ellas para no olvidarnos de las "Buenas Costumbres", que tanto se están perdiendo en la actualidad. Esperamos, que lo ponga en práctica desde su hogar, porque está comprobado que quien tiene malos modales en casa,los tiene también en la calle. Recuerden, en no forzar sus modales. La mejor elegancia, es aquella que no se nota.