La infidelidad en la relación de pareja a la luz de la ley del amor
   

La infidelidad en la relación de pareja a la luz de la ley del amor

¿Qué opinas de la fidelidad y la infidelidad en el seno de la pareja?
Que se puede ser fiel a una obligación o se puede ser fiel a un sentimiento. Espiritualmente solo tiene valor la fidelidad a los sentimientos. 


¿Qué quieres decir exactamente con esas palabras?
Quiero decir que cuando en una relación de pareja no hay un sentimiento y afinidad mutuos, la fidelidad se guarda por obligación, como un deber a cumplir que es esforzado, no sentido. Cuando hay un sentimiento verdadero, la fidelidad surge espontáneamente, sin necesidad de esforzarse para mantenerla. Vosotros dais mucho valor al contrato firmado delante del sacerdote o el juez, al que llamáis matrimonio y poco al hecho de si hay amor entre los cónyuges. Por eso condenáis toda relación sexual extramatrimonial, aun cuando no haya amor entre los cónyuges, pesar de que puede ocurrir que en la relación extramatrimonial se de el verdadero amor. Habláis de una infidelidad en el matrimonio cuando deberíais saber que la única infidelidad que existe espiritualmente es la infidelidad a los sentimientos. Hay personas que han estado toda una vida en un matrimonio sin amor, incluso estando enamoradas de otra persona y que han renunciado a este sentimiento convenciéndose o siendo convencidas de que esto era lo bueno, lo justo y lo que estaba en armonía con la ley divina. Son personas profundamente infelices que los demás consideran santas, derroche de virtud y moral intachable, porque se han sacrificado por cumplir una promesa que el sacerdote solemnemente sentenció el día de su boda: "lo que ha unido Dios que no lo separe el hombre". Sin embargo, desde el punto de vista espiritual las cosas se ven de distinta manera porque sólo la fidelidad a los sentimientos tiene un valor espiritualmente. Estas personas, de imagen intachable a los ojos de las normas y costumbres de su comunidad, son personas que están siendo infieles a sus sentimientos y que por ello se han estancado en su evolución espiritual. Cuando vuelvan al mundo espiritual se darán cuenta de que han realizado un sacrificio inútil y que habrán de volver en una próxima encarnación a realizar lo que en esta no se atrevieron a hacer, luchar por los sentimientos. Por otra parte, aquellos que fueron los verdugos del sentimiento de otras personas, aquellas personas que no buscan luchar por sus sentimientos sino que se complacen en perseguir a los que luchan por ser felices amando en libertad, y se satisfacen cuando consiguen que alguien sea desgraciado atrapado por los lazos del matrimonio forzado, se exponen en las vidas sucesivas a ser ellos mismos las víctimas de las actitudes represivas con sus sentimientos de otros seres semejantes a ellos mismos en egoísmo.
En el otro lado, aquella persona que por luchar por sus sentimientos, por estar al lado de la persona que ama, y que sufre incomprensiones, humillaciones, chantajes y malos tratos físicos y/o psíquicos, y que es considerada por la sociedad, la comunidad o por la familia una persona adúltera, infiel o inmoral es la que verdaderamente está avanzando en los sentimientos. Es la que verdaderamente está en armonía con la ley espiritual del amor y es la que disfrutará en el mundo espiritual de la felicidad verdadera tan trabajosamente conquistada en el mundo físico, pues encontrará que allí ya no habrá ningún obstáculo para la manifestación libre de los sentimientos. 


Sigo sin entenderlo. Creo que si me pones un ejemplo me quedaría más claro
Vale. Imagina que una mujer esta casada con un hombre al cual no ama, sino que ama a otro con el cual desearía formar pareja y que le corresponde en los sentimientos. Ambos hombres, llamémosles marido y amante, quieren tener relación sexual con esta mujer. Según el concepto de fidelidad de vuestro mundo, si mantiene relaciones con el amante esta actuando mal, pues le está siendo infiel al marido. Pero yo te digo que si toma la decisión contraria, es decir si mantiene relaciones con el marido pero no con el amante, estaría siendo infiel a sus sentimientos, pues ella ama al amante y no al marido. 


No entiendo nada. ¿Entonces está bien tener relaciones extramatrimoniales?
Entiendes más de lo que aparentas. Pero lo aclararé para que no quede ninguna duda. Espiritualmente los contratos terrenales no tienen más validez que la que uno le quiera dar. Es decir, nadie está obligado a querer a nadie ni a guardarle fidelidad por la obligación de un contrato matrimonial, ni por cualquier otra causa. Lo que sí es incorrecto es engañar a otra persona haciéndole creer que hay unos sentimientos que en realidad no existen. Lo justo es ser sincero con lo que uno siente y obrar en consecuencia. En el ejemplo anterior, puesto que la mujer reconoce no amar al marido, lo justo es que se lo exponga y que, consecuentemente con ello, finalice la relación sin amor para poder vivir la relación de sentimiento con la persona amada sin necesidad de ocultarse. Hay personas que saben que no están enamoradas de aquel con el que firmaron el contrato del matrimonio, o el compromiso de ser pareja, y que mantienen el vínculo por conveniencia, por necesidad, por sentimiento de culpa o por miedo a la reacción de los demás. Ya hemos hablado suficientemente de ello. Por otro lado, hay personas que saben a quien aman, pero por temor o comodidad, no luchan para unirse con el ser amado, sino que prefieren reprimir o anular sus sentimientos para no sufrir, y se amoldan a relaciones terrenalmente cómodas pero que no les llenan, pues les falta lo esencial, el amor afín mutuo y correspondido. Viven una vida de apariencia de cara al exterior, y de vacío y sufrimiento reprimido de cara al interior. Sed honestos con vuestros sentimientos y haced que vuestra vida sea un reflejo de vuestros sentimientos. Así evitareis los sufrimientos innecesarios. Tened la valentía de luchar por los sentimientos, porque es por lo único que merece la pena luchar. 


¿Pero no puede ocurrir que aunque uno quiera luchar por los sentimientos se vea imposibilitado de conseguir su objetivo por las circunstancias? Siguiendo con el ejemplo anterior, ¿qué pasa si el marido no acepta dejar la relación y obliga a la mujer a continuarla? De hecho hay mujeres que son asesinadas por el ex marido o ex pareja porque éstos no admiten la ruptura de la relación ¿O qué pasa cuando la legislación de un país rechaza el divorcio e incluso condena a muerte a la mujer que deja al marido? ¿Qué opción le queda a esa mujer?
Es cierto que se puede encontrar con muchas dificultades, porque lamentablemente en vuestro mundo hay muy poco respeto por la libertad de sentimiento, sobre todo para los más indefensos. No obstante, el respeto por la libertad de sentimiento se ha incrementado respecto a épocas pasadas y se recoge como un derecho en las legislaciones de muchos países. En los países occidentales las legislaciones contemplan el divorcio como un derecho, y hay legislaciones que protegen frente a la violencia de género, aunque es cierto que en otros la situación es intolerable y queda mucho por mejorar. Pero aunque tenga a todo el mundo en contra, yo os digo que le merecerá la pena, porque no hay un motivo mejor por el que luchar que los sentimientos, pues es la base de la evolución espiritual y la felicidad. El que escoge luchar por los sentimientos tendrá la mayor de las recompensas, que es la felicidad que se siente cuando se reencuentra con el ser afín amado, para poder sentir y vivir los sentimientos en plenitud. Aunque pueda perder la vida física en el intento, por culpa de las trabas del egoísmo humano, y por ello no lo logre en el plano material, que tenga por seguro que lo que sembró en la vida física lo cosechará como recompensa en el plano espiritual. 


Por el contrario, el que no lucha por sus sentimientos, el que los reprime y anula, y al mismo tiempo se obliga y esfuerza en conservar una relación sin sentimientos, ya está sufriendo las consecuencias de su falta de valor y tendrá que volver en vidas posteriores a superar lo que en esta vida dejó por resolver.



Continuará...

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Extracto del libro  "La ley del amor" - Las Leyes Espirituales II de  Vicent Guillem