Prefiero aguantar hasta que mis hijos sean mayores de edad para separarme
   

Prefiero aguantar hasta que mis hijos sean mayores de edad para separarme

Retomemos el tema de los motivos que hacen que una pareja continúe su relación a pesar de que no estén enamorados. Hay personas que temen al desamparo material si dejan a la pareja, y continúan con ella porque esto les garantiza una casa y un sustento. ¿Qué me tienes que decir de estos casos?
Son un reflejo de que en realidad es una unión donde predomina la conveniencia material. Si al inicio no fue el motivo principal de la unión, lo es ahora de la prolongación. Estas personas tendrán que decidir qué valoran más, si su libertad de sentimiento o la seguridad y comodidad. Si eligen continuar la relación por esos motivos seguramente no les faltará de nada materialmente, pero les faltará todo emocionalmente, pues viven sin amar. Si son personas materialistas que valoran poco los sentimientos elegirán continuar la relación. Si son personas que por encima de todo desean ser felices vencerán sus temores y aunque tengan que empezar de cero materialmente hablando lo harán gustosamente porque habrán recuperado su libertad de sentimiento. 


Otro de los argumentos de mucha gente que tiene hijos fruto de esa relación de pareja es que no se separan para proteger a sus hijos. Dicen que prefieren aguantar al menos hasta que los hijos sean mayores de edad. Consideran que están actuando correctamente, por amor a sus hijos, pues anteponen la felicidad de sus hijos antes que la suya propia. Consideran que una ruptura de la pareja o del matrimonio puede causar un fuerte trauma emocional a los hijos y prefieren evitarlo ¿Están en lo cierto?
No, no es cierto. Llegan a una conclusión errónea porque cuando uno se divorcia no se divorcia de sus hijos sino de su pareja. Si ambos padres quieren a los hijos los van a seguir queriendo aunque no estén juntos. Este argumento del "aguantar por los hijos" es muy común entre la gente que ha recibido una educación religiosa tradicional, pues en ésta se antepone la unidad familiar por encima de la felicidad personal. 


Más bien ocurre lo contrario, que la prolongación de esa relación genera sufrimiento a los hijos, pues cuando dos personas no se quieren y se obligan a vivir juntas generan un ambiente emocionalmente negativo para los hijos, pues la infelicidad que viven la irradian al entorno. Muchas veces los hijos presencian las peleas y discusiones entre los padres, perciben su malestar y su sufrimiento y esto sí les genera sufrimiento emocional. Hay hijos que crecen con el sentimiento de que ellos son los culpables de la infelicidad de sus padres, porque algunos padres les dicen que si no fuera por ellos ya se habrían divorciado. Es decir, que culpan a los hijos de su propia cobardía. 


Pero para el niño la ruptura de la relación de los padres es un cambio radical en su vida. ¿No es cierto que muchos niños viven la separación de los padres de manera traumática?
Cuando el niño es pequeño la ruptura en sí misma no provoca ningún tipo de trauma emocional, puesto que el niño todavía no tiene el conocimiento suficiente para que los condicionamientos de la educación hayan calado en el. Los cambios que se produzcan en su vida, si siguen teniendo contacto con ambos padres y éstos le siguen manifestando el amor que sienten por él, aunque sea por separado, los vivirá como un juego. Lo que más hace sufrir a los niños pequeños es el hecho de ser utilizados como armas arrojadizas en las disputas conyugales por motivos de la separación y el hecho de asistir a peleas, broncas y chantajes entre los cónyuges. Por tanto si esto es evitado por los padres, conseguirán evitar un trauma a los hijos por el hecho de separarse. 


¿Y qué pasa con los hijos que son mayores? Muchos de ellos ya tienen conocimiento de causa y encajan mal ese cambio en su vida. Muchas veces la separación se produce después de estar años aguantando. Consciente o inconscientemente, el mensaje que se les transmitió a los hijos durante ese tiempo era que por encima de la felicidad personal está la unidad familiar. Por tanto los hijos tienden a interpretar lo que está pasando desde esa visión. Por eso perciben la ruptura como algo negativo, porque lo ven contrario a lo que hasta entonces habían creído que era lo correcto y bueno. Para que ellos puedan encajar lo que están viviendo es necesario desprogramarlos de la educación que se les dio y hacerles entender ahora que la libertad de sentimientos y la felicidad personal están por encima de todo y que nadie debe renunciar a ellas bajo ningún concepto.
Creo que es difícil que un niño casi adolescente encaje todo eso de la noche a la mañana cuando ya ha vivido toda una infancia educado con otras normas, además inculcadas por sus propios padres. Seguramente pensará que su padre o su madre se ha vuelto loco.
Eso depende de lo evolucionado que esté ese hijo. Hay hijos que son más comprensivos que otros. A veces son los hijos los que aconsejan y ayudan a los padres a dar este paso, porque son más conscientes de la realidad que sus padres. El que más avanzado está es el que más comprensión pondrá y mejor lo encajará, porque por encima de la educación que haya recibido estará su nivel evolutivo para hacerle comprender esa situación. Pero incluso aunque le cueste de encajar en ese momento, lo apreciará en el futuro cuando sea más mayor si se ve en una situación semejante. Quiero decir que si llega a tener una relación de pareja y se da cuenta de que no está enamorado y tiene que decidir si continuar o dejar la relación, tendrá claro que por nada del mundo debe obligarse a continuarla. Tendrá un ejemplo en sus propios padres de que no hay nada de malo en ser libre. Tendrá mayor seguridad y valentía y se sentirá menos culpable a la hora dejar una relación en la que no es feliz. Sin embargo, si ha tenido el ejemplo contrario, es decir que sus padres se han obligado a continuar la convivencia en contra de sus sentimientos, él mismo puede tomar este mal ejemplo y repetir la misma vida desgraciada que tuvieron sus padres. 


Resumiendo todo lo que hemos comentado hasta ahora, me da la sensación de que se transmite el mensaje de que el amor de pareja es un amor de mayor importancia que el fraternal o el filial ¿no es egoísta hacer distinción entre amor de pareja y el amor fraternal o filial? ¿No se contradice esta distinción con el concepto de amor incondicional?
¿En qué te basas para decir eso?
Supongo que en el ejemplo que dio Jesús. Él no hizo referencias especiales al amor de pareja ¿no?
Eso tú no lo puedes saber, porque te basas en la información de los evangelios canónicos, que reflejan muy poco de lo que él dijo. Pero yo te digo que él habló también del amor de pareja, sobre todo a los más allegados, que tenían más capacidad para entender. Ya les dejó la enseñanza de que sólo el amor mutuo y perfectamente afín es el vínculo que une a las parejas, y que la decisión de la unión y desunión de una pareja debía ser tomada por cada uno de ellos en total libertad. Esto dicho ahora no parece nada del otro mundo, pues resulta razonable para cualquier mentalidad medianamente sensata. Pero en aquella época la mentalidad del ser humano era más pobre en entendimiento y el respeto a la libertad de sentimiento era prácticamente nulo. La poligamia era frecuente y la mayoría de uniones eran sin amor, matrimonios concertados en los que se obligaba a alguno de los cónyuges o a los dos a contraer matrimonio sin tener en cuenta su voluntad. 


Creo que hoy en día mucha gente es consciente de que los matrimonios concertados son un abuso y están en contra de esta práctica.
Puede parecer obvio en las sociedades de Occidente, con una legislación más avanzada, que recoge y protege algunos de los derechos y libertades individuales. Pero todavía hoy en día esta práctica es común en muchos países, donde las leyes, muchas veces alentadas e instauradas por líderes y regímenes de carácter "religioso", permiten que "en nombre de Dios" hasta niñas de corta edad sean casadas con adultos, dando cobertura legal a los abusos sexuales, la explotación moral y física de niñas y mujeres. Se les hacer creer que si no se someten a estas prácticas abusivas, son personas sucias, impuras y que desobedecen los designios de Dios. Y cuando, a pesar de todo, intentan liberarse de su inhumana condición, se las trata como si fueran criminales, a veces hasta son torturadas y asesinadas cruelmente. Sabed que el matrimonio concertado es una forma de prostitución institucionalizada, pues se está obligando a una persona a convivir y mantener relación sexual con alguien que ella no ha elegido, bajo una apariencia de "honestidad" y esto es una vulneración muy grave de su libre albedrío, específicamente de su libertad de sentimiento. 


Bueno, creo que en la actualidad la mayoría de gente ya sabe que es libre, por lo menos en los países occidentales, y que la legislación protege la libertad individual, contemplando el derecho al divorcio y sancionando a aquellos que impiden su ejercicio ¿no es cierto?
Es cierto. Y esto representa un enorme avance espiritual que se ha conseguido con enormes sacrificios y luchas, que lamentablemente no han contado más que con la oposición de las autoridades religiosas, que nuevamente, en vez de contribuir al progreso espiritual de la humanidad, han hecho todo lo posible por obstaculizarlo y entorpecerlo. Y lo más lamentable es que lo han hecho utilizando el nombre de Dios. Pero las costumbres y normas religiosas están muy arraigadas en las sociedades y a veces, aunque no tienen poder para prohibir, lo tienen para influir psicológicamente. 


Sabed que todavía en vuestra época y en vuestra sociedad, aunque se producen pocos matrimonios concertados, se siguen dando muchas uniones sin amor. Y ocurre que cuando una persona se da cuenta de ello y quiere deshacer esta unión tiene muchas dificultades por culpa de esas normas religiosas, como anteriormente hemos mencionado. 


Continuará...

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Extracto del libro  "La ley del amor" - Las Leyes Espirituales II de  Vicent Guillem