Gente tóxica: Los mete culpas parte II
   

Gente tóxica: Los mete culpas parte II

Parte I
2. Pecado original

Desde el comienzo de la humanidad, a partir de la misma creación del primer hombre, Adán, la culpa y la victimización se metieron en el ser humano. La primera culpa nació en Adán por haberle hecho caso a Eva y haber comido del fruto prohibido. Entonces, por culpa, Adán comenzó a tapar su cuerpo: ya no podía mostrarse desnudo delante de su Creador. Por culpa de Eva, dice la historia, Adán cayó.

Ahora bien: ¿a dónde quedó la capacidad de Adán para decidir comer o no esa manzana? ¿Fue Eva la victimaría y Adán la víctima?


Sin darnos cuenta, el hombre comenzó a llenar ese Edén con culpables e inocentes, con víctimas y victimarios y se predispuso a vivir y a asumir culpas ajenas, transformando una vida de libre albedrío en una vida culpógena llena de sacrificios, ritos y frustraciones innecesarios.

¿Qué sucede cuando una persona experimenta sentimientos de culpa? Sufrirá privaciones. Dirá frases tales como:


• No tengo tiempo para mí
• A mí sí me gusta lo que estoy haciendo, pero no vale la pena

• No lo puedo lograr, mi familia nunca pudo alcanzar este sueño
• Son dichos y emociones culpógenas, culpas desde el momento en que un obstáculo bloquea tu sueño y afirmas que no tienes capacidad para llevarlo a cabo, vives con culpa.
 La culpa es la emoción más obstaculizadora en el camino de los anhelos y objetivos. La culpa te hará sentir que no eres merecedor de esos beneficios, que tu deseo es mucho para ti, y, en medio de un mundo en el cual cada ser humano trata de obtener ventajas y de aprovechar al máximo cada oportunidad, te sumergirás en la culpa, dejando que otros tomen lo que es tuyo.

3. Autoreproche

El autoreproche es un sonido interno y continuo que te hablará y te pedirá recibo por cada palabra que pronuncies. Se trata de una voz difícil de acallar, de una voz que detiene tu avance y te aleja de tus objetivos, de una voz demandante y quejosa a la que nunca podrás conformar, hagas lo que hagas, a menos que afirmes tus determinaciones y convicciones. Es un eco constante. Se trata, en síntesis, de esa voz amenazante que cada mañana, al levantarte, deposita en tu mente el primer pensamiento negativo del día:

• ¿Cómo lo voy a hacer?
• ¿No es mucho para mí?
• ¿Por qué tomé esa decisión?
• ¿Para qué hablé?

Es una voz que intenta vivir en ti y a la que sólo tú autorizas la permanencia. Es una voz que constantemente replica en tu mente, te atormenta y obsesiona con un único pensamiento uniforme: tú no puedes, nunca serás lo suficientemente bueno para alcanzar tu meta.


Bernardo Stamateas -"Gente Tóxica"