¿Durarás con tu pareja? Pregúntale a tu cerebro
   

¿Durarás con tu pareja? Pregúntale a tu cerebro

¿Será éste el hombre de tu vida? ¿Seguirá ella contigo dentro de tres años? Parece que la actividad del cerebro en la fase inicial de la relación puede predecirlo. Así lo cuenta un estudio publicado en 2012 por un grupo de investigadores de norteamericanos y chinos en la revista Neuroscience Letters.

En su versión quizá menos romántica, el amor y las relaciones se han estudiado también desde la Neurociencia. Se sabe que se activan zonas distintas del cerebro en función del momento de la relación en el que se esté. Al principio, en la etapa de amor romántico más intenso, hay una mayor activación de las zonas cerebrales de la recompensa y la motivación, como el área tegmental ventral, en la que hay grandes concentraciones de dopamina. Una vez que se supera esa etapa, se encuentra también actividad en zonas como la corteza orbitofrontal medial y el putamen, más relacionadas con los vínculos sociales y sustancias como la oxitocina.

Hasta aquí los datos pueden resultar ilustrativos del hecho de que el amor, más allá de su concepción más abstracta, conlleva fenómenos cerebrales más o menos claros. Lo que resulta sorprendente es que la actividad cerebral en la fase inicial de una relación pueda predecir lo que sucederá con la pareja tras algo más de tres años.

En el estudio en cuestión, se realizó una exploración inicial con resonancia magnética funcional a un grupo de mujeres que dijeron estar ‘intensamente enamoradas’ de sus parejas en el momento del test. Exactamente 40 meses después volvió a contactarse con ellas para saber si su relación se había mantenido estable. En esta segunda fase, compararon a 6 mujeres que sí seguían con su pareja con otras 6 mujeres que habían roto.
El grupo que había roto su relación antes de los 40 meses había mostrado en la fase inicial una menor activación en la corteza orbitofrontal medial, el cíngulo derecho y el núcleo accumbens derecho, áreas relacionadas con el amor romántico a largo plazo y la satisfacción con la relación. La menor activación de estas áreas también se relacionó con menores puntuaciones de felicidad en la relación.

Según los autores, sus hallazgos podrían ser una evidencia preliminar de que las respuestas del cerebro en los primeros momentos del amor romántico pueden predecir la estabilidad de las relaciones y su calidad en los siguientes tres años.

Queda claro que, más allá de ser el generador de nuestras capacidades cognitivas, el cerebro es todo un experto en los afectos, los sentimientos y las emociones. ¿Será hora de sustituir la frase ‘Haz caso a tu corazón’ por ‘Haz caso a tu cerebro’?