El efecto placebo es un beneficio medible experimentado en la salud, el rendimiento, o el bienestar, debido a la administración de un tratamiento, que no tiene efecto activo sobre lo que se supone debe tratar. En otras palabras, ocurre cuando la sola expectativa de estar recibiendo el tratamiento, engaña al cuerpo y a la mente, a activar los mecanismos necesarios para sanarse.
El efecto placebo ha ayudado a comprobar el poder que puede tener nuestra mente, no solo en lograr currarnos de una enfermedad, sino en que logremos o no, cualquier cosa que nos propongamos.
Estudios en diferentes condiciones médicas, incluyendo depresión, migraña, y enfermedad de Parkinson, han encontrado que tratamientos supuestamente inertes, como píldoras de azúcar, cirugía simulada, o acupuntura simulada, pueden producir efectos sorprendentes. Por ejemplo, un estudio del 2001 publicado en la revista Science, encontró que el placebo fue efectivo en mejorar los síntomas de la enfermedad de Parkinson, en una magnitud similar al medicamento real. El placebo indujo al cerebro a producir mayores cantidades de dopamina, el neurotransmisor conocido por ser útil en el tratamiento de la enfermedad.
En cuanto al peso y el metabolismo, el efecto placebo ha probado ser también una herramienta muy poderosa.
En un estudio publicado en Psychological Science en 2007, a varias personas que trabajaban arreglando cuartos de hotel, se les dijo que estaban realizando en su trabajo ejercicio físico muy intenso. Al grupo que se le habló sobre los niveles de ejercicio, mostró una disminución significativa en el peso, la presión arterial y la grasa corporal después de cuatro semanas. Por otro lado, los empleados que hacían el mismo trabajo, pero no se les habló de la intensidad de ejercicio que realizaban, no mostraron ningún cambio en el peso. Cabe resaltar que ninguno de los grupos reportaron cambios en la actividad física o la dieta.
Otro estudio, publicado en el 2011 en la revista Health Psychology, mostró como el modo de pensar puede afectar el apetito y la producción de un péptido intestinal llamado grelina, que interviene en la sensación de satisfacción después de comer. Los niveles de grelina suben cuando el cuerpo necesita alimento y disminuyen proporcionalmente a la cantidad de calorías que se consumen, diciéndole al cerebro que el cuerpo ya no está con hambre, y no tiene que buscar más comida.
Los datos del estudio mostraron que los niveles de grelina, no dependían de la cantidad de calorías real, sino de lo que los participantes creían que estaban consumiendo. Cuando se les dijo que un batido que estaban a punto de beber tenía 620 calorías y que era “pesado”, los niveles de grelina disminuyeron mucho más, en relación a cuando se les dijo que el batido tenía solo 120 calorías, y era “saludable”.
¿Qúe tiene que ver el efecto placebo con su pérdida de peso?
Si con solo la manera de pensar, puede cambiar el curso de una enfermedad, ¿qué cree que sucede cuando come algo pensando “me voy a engordar” ó “me lo como, pero sé que es muy malo para mi”?
Considere otras asociaciones que se suelen hacer a los alimentos:
“Comer dulces me engorda”
“No puedo vivir sin mi dosis diaria de azúcar”
“Mi vaso de jugo de naranja me hace resistente al resfriado”
“Comer carne sube mi colesterol”
Ciertas o no estas afirmaciones, puede ser posible que usted esté aumentando el efecto de los alimentos en su cuerpo solo por el efecto placebo.
El efecto placebo en relación a la alimentación, es la manera en que su metabolismo responde a sus pensamientos, sentimientos y expectativas.
¿Cómo puede aplicar el efecto placebo en su beneficio?
Si bien es claro que si come hamburguesas y papas pensando que son buenas no va a perder peso, lo que crea sobre cualquier cosa que consume puede afectar poderosamente la manera en que su cuerpo reacciona.
Si tiene el propósito de perder peso, ponga mucha atención a los pensamientos y sentimientos con que llega a la mesa. ¿Son positivos, o negativos? ¿Sus pensamientos van enfocadas a su meta, o pueden mas bien ser la barrera para lograrla?
Enfóquese en elegir alimentos saludables que disfrute y alinee sus pensamientos en torno a estos de acuerdo a su meta. Cuando coma piense en cómo se está ayudando a perder peso, y cómo cada vez sus elecciones le ayudan a estar más cerca de su objetivo final. Se trata de poner la intención positiva en cada bocado que da.
Enfocar sus pensamientos en que está perdiendo peso al comer, va a tener un efecto en todas sus actividad y decisiones, haciendo que esta vez su propósito sea más efectivo.
Autor: Dra. Rebeca Hernández Acuña