Frecuentemente la abundancia de dinero nos causa un peligro, nos olvidamos de pasar tiempo en familia.
Un día le pregunté a mi padre: ¿papá cuanto cuesta tu anillo de bodas? Me contestó que no tenía precio. Su respuesta me pareció un tanto extraña. Algunos años más tarde comprendí el sentido de aquella respuesta. Aquel anillo simboliza para mi padre el incalculable amor que le tiene a mi madre y su compromiso de serle fiel hasta que la muerte los separé, algo que todo el dinero del mundo no puede comprar.
Por todas partes se habla de la actual crisis económica, sin duda a muchos ya les ha afectado, a unos más a otros menos. Suena imposible, pero esta recesión en la economía mundial nos ofrece una oportunidad de oro, el mejor momento para hacer una de las mejores inversiones de nuestra vida, ¿a qué me refiero?, a la vida en familia.
Frecuentemente la abundancia de dinero nos causa un peligro, nos olvidamos de pasar tiempo en familia. El deseo y el afán de adquirir el nuevo producto que anuncian en la televisión o la nueva prenda de ropa que está de moda nos hacen olvidarnos de quienes realmente pueden hacernos felices: nuestros seres queridos.
Obviamente todos necesitamos bienes materiales, en sí mismos no tienen nada de malo, el problema surge cuando los convertimos en el fin de nuestra existencia y como tarde o temprano se acaban, nunca nos hacen felices. Analicemos un ejemplo, un niño de cinco años con su nuevo juguete, su regalo de cumpleaños, un coche de control remoto que le acaba de regalar su mamá, ¿cuánto tiempo le va a hacer feliz?, quizá un para de semanas, si no lo destruye antes, sin embargo el cariño y el amor de su madre le acompañarán todos los años de su vida.
Muchas veces pensamos que regalar algo costoso a uno de nuestros familiares es suficiente para hacerle feliz, pero no lo es, hasta el producto más cotizado nos termina aburriendo. Si un padre realmente quiere expresarle a su hijo cuanto le quiere tiene que ofrecerle algo más valioso que un juguete, tiene que darle su tiempo, probablemente un juego entre padre e hijo o un paseo juntos tendrán más valor a largo plazo que cualquier objeto que se compre con dinero
Por lo tanto, si en estos días no hay suficiente dinero para comprar un coche último modelo o los zapatos que anuncia la estrella de cine, no hay nada de que preocuparse, hay algo muy valioso que se puede comprar, y lo mejor de todo es que no hay que gastar un solo centavo. Ahora es el mejor momento para invertir en la sonrisa de un hijo o en la alegría de unos padres, no pierdas está oportunidad, haz felices a los que viven a tu alrededor.
¡Vence el mal con el bien!
El servicio es gratuito
Autor: Luis Enrique Laredo, L.C.
Fuente: Gama - Virtudes y Valores