Acepte el cambio como una forma de vida
   

Acepte el cambio como una forma de vida

La mayoría de las personas temen los cambios. Se mantienen en el mismo lugar no porque no sepan funcionar en un medio nuevo sino porque les intimida el proceso concreto de cambio. Sin embargo, puede estar absolutamente seguro de una cosa: ni usted ni nadie puede mantenerse siempre igual. Todos cambiamos. El cambio es la base misma de la vida. Si no cambiásemos, nos quedaríamos todos exactamente donde estamos. No habría crecimiento, no habría vida, no habría muerte, no habría nada si el cambio no estuviese incorporado a la raíz misma de nuestra humanidad. Nos guste o no, el cambio es parte importante de nosotros mismos. Si quiere poseer esa sutil sensación de objetivo en la vida, tiene usted que identificarse plenamente con el concepto mismo de cambio, y aprender a darle la bienvenida en vez de temerlo. Aprender a darle la bienvenida al cambio puede ser un gran paso en su vida. No hay duda de que el individuo se va sintiendo gradualmente cómodo con su entorno en el que sabe lo que le espera cada día. Se siente una especie de seguridad externa al poder predecir parte de la propia vida. Pero cuando esa posibilidad de predecir se convierte en una parte demasiado amplia de su vida, crea esa sensación de vacío que resulta tan dañina para su plenitud personal como ser humano. Llegar a una situación en la que pueda tener una dosis saludable de previsión y estabilidad con la posibilidad añadida de novedad y cambio, es básico para que empiece a apoderarse de usted la sensación de tener un objetivo en la vida. Si se da usted permiso para probar nuevas experiencias, para correr riesgos y, sobre todo, para hacer las cosas que usted cree que son importantes, prescindiendo de la opinión de los demás, su vida diaria tendrá cada vez más significado y contenido.

Nuestro mundo es un lugar que cambia muy de prisa, y que exige personas para quienes el cambio no constituya una amenaza. Muchos de los trabajos que tiene hoy la gente ni siquiera existían hace diez años. Hacen falta seres humanos capaces de cambiar, que se sientan cómodos con lo desconocido y que puedan ensayar cualquier cosa, porque si no no podremos conseguir que este mundo funcione de modo que satisfaga las necesidades de todos los que lo habitan.

Usted es parte de este mundo en rápido cambio. No está aislado del resto de los habitantes de este lugar. Forma usted parte integrante de ese proceso de cambio. De hecho, hasta cuando está usted leyendo este libro está cambiando. Sus células cambian. Usted tiene un aspecto distinto cada día, tiene actitudes, distintas de las que tenía hace unos años. Lleva un corte de pelo distinto; lleva ropa nueva que en otros tiempos le parecía rechazable y que ahora usa con orgullo como sus mejores prendas. Se permite asistir a funciones que en otros tiempos le parecieron impropias, y habla con un vocabulario distinto del que utilizaba en otra época de su vida.

Y también mañana será usted distinto. Llevará ropas distintas, utilizará nuevas palabras de moda, asistirá a otros espectáculos, apoyará puntos de vista políticos distintos, etc., etc. En cuanto admita usted que el cambio es la condición inevitable del ser humano, se sentirá más inclinado a agradecerlo en los sectores significativos de su vida personal. Si logra usted acostumbrarse a la idea de que el cambio es maravilloso en vez de ser algo que hemos de evitar, iniciará la vía hacia conductas nuevas, estimulantes y arriesgadas que darán un sentido a su vida antes de que se dé cuenta siquiera.

Suelen abordarme individuos que tienen estas preocupaciones respecto a mi persona, y que las expresan con estas frases típicas: "wayne, espero que no cambies aunque te hagas famoso". "no dejes que la fama te haga cambiar, wayne." "no eres la misma persona de otros tiempos; antes venías a verme, pero ahora que eres famoso ya no vienes." se trata de individuos que expresan su temor al cambio. La gente cambia, por supuesto, y pasa a dejar de hacer lo que hacía antes. Uno no va a estar siempre en la misma posición, por supuesto..en vez de temer ese cambio, yo lo agradezco. Aunque no desee convertirme en un individuo engreído o presuntuoso, o cualquier otro estereotipo que pueda aplicarse a un escritor de éxito (o a un pintor o a un músico), tampoco me interesa seguir siendo siempre exactamente igual.

El famoso cantante de ópera beverly hills lleva una joya en la que hay estas iniciales grabadas: "e. Y. L. H." cuando le preguntan sobre algo que está haciendo y que constituye un cambio, como abandonar el escenario y pasarse a la producción, muestra a sus detractores la inscripción, cuya traducción es: "eso ya lo hice". Para un individuo que funciona a pleno rendimiento, haber hecho ya algo es razón suficiente para pasar a otra cosa. En vez de repetir interminablemente lo que ya ha dominado y experimentado, el individuo con sentido de objetivo vital, se adentra en territorios nuevos e inexplorados. Esta especie de voluntad de tolerar e incluso agradecer el cambio le asegurará la sensación renovada de objetivo y propósito casi todos los días de su vida.

Para los autoritarios, el cambio constituye una amenaza. ¡el individuo sin límites lo agradece! Esa es la diferencia que existe entre ser capaz de funcionar con eficacia prácticamente en cualquier situación y sentirse alterado e inmovilizado siempre que el desenlacé es incierto. Para sentirse cómodo con el cambio, el individuo ha de empezar sintiéndose cómodo consigo mismo. Cuando uno empieza a sentirse más en paz consigo mismo, se siente cada vez menos amenazado por nuevas circunstancias porque confía poder resolver cualquier problema que pueda surgir. Quien evita el cambio es la persona insegura que siempre duda de sí misma y se pregunta si será capaz de resolver cualquier problema nuevo que se plantee. Es más cómodo seguir en el ambiente familiar, en territorio ya explorado, y saber siempre exactamente lo que puede pasar.

Ser un individuo sin límites significa estar deseoso de convertirse en un aventurero, de ensayar conductas nuevas, de conocer a nuevas personas, de explorar lo desconocido y no sólo sentirse cómodo en un medio cambiante sino agradecer concretamente la presencia de lo misterioso y lo desconocido: disfrutar yendo a sitios nuevos, emocionarse ante la perspectiva de estar en un territorio nuevo y desconocido.' los individuos sin límites buscan continuamente nuevas empresas, nuevas tareas. No quieren que todo siga igual. Están dispuestos a cambiar de trabajo sin sentir miedo interno a que las cosas sencillamente no resulten. El individuo sin límites parece mantener una actitud de confianza interna, de seguridad en que podrá resolver cualquier cosa que se plantee y de que no hay ninguna ventaja especial en el hecho de que las cosas sigan siempre igual.
En la persona .sin límites, sentirse cómodo con el cambio no sólo se manifiesta en que agradece los medios nuevos y distintos sino en que se permite adaptarse también a ellos. No se aferra a las viejas creencias cuando ya no son aplicables ni útiles. Al individuo sin límites no le interesa seguir siendo el mismo toda la vida. No se siente amenazado por el hecho de pensar ahora de forma completamente distinta de cómo pensaba antes. El individuo sin límites está absolutamente dispuesto a admitir que los viejos valores y actitudes ya no sirven, que las viejas ideas pueden desecharse definitivamente si ya no resultan útiles. El individuo sin límites tiene capacidad intrínseca para decirse que es preciso un cambio de opinión, y no siente remordimiento alguno por el hecho de que las viejas actitudes no sean ya útiles.

Los individuos que funcionan plenamente, como están siempre explorando territorios nuevos y vagando por lo desconocido, continuamente tropiezan con ideas y actitudes nuevas. Guando abordan algo nuevo, lo hacen desde una actitud amplia y abierta, sin tener nada en concreto que ganar o que perder; viendo sólo lo nuevo en sí, como es. Esta actitud abierta les permite agradecer el cambio, porque a través del cambio encuentran siempre novedad e innovación. Por el mismo motivo, el individuo con estrechez de miras se resiste al cambio porque el cambio pone en peligro su atrincheramiento frente a la vida. Verá usted con frecuencia a individuos sze/sin límites trabajando en pro de reformas, y verá a los autoritarios aferrarse a lo viejo, aunque lo viejo y conocido ya no funcione. Verá que muchas personas que tienen miedo al cambio votan contra la instalación de equipamiento nuevo en una fábrica porque no lo entienden, votan contra principios revolucionarios porque no están seguros de ser capaces de controlar lo nuevo e incluso siguen realizando tareas según procedimientos anticuados que son claramente negativos, sólo porque no saben otra cosa y no se atreven a hacerlo de un modo nuevo.
El individuo sin límites está dispuesto a asumir los riesgos que supone el cambio (sobre todo el cambio social) y, aunque habrá muchos que se le opongan, sobre todo en las primera etapas, el resultado final será que la mayoría acabará dándole la razón. Las prácticas y costumbres hoy establecidas, como ir en traje de baño en vez de ir con más prendas a la playa, los derechos legales para los pobres, el derecho de voto, la educación para todos, los derechos civiles, los viajes aéreos, las comunicaciones vía satélite y casi todas las demás prácticas que consideramos normales, se consideraron alguna vez revolucionarias y peligrosas. La razón de que las hayamos aceptado es que alguien a quien el cambio le agradaba, que quería que el mundo mejorara y que en su interior se sentía seguro vagando por territorio inexplorado, aceptó asumir los riesgos y le atrajo y entusiasmo la innovación. Si desea usted tener más actitudes internas sin límites, deberá desear trabajar para sentirse más cómodo frente al cambio en su propia vida. Ensaye alguna de estas nuevas actitudes para ayudarse a lograrlo más de prisa.

• haga algo que no haya hecho nunca. No lo valore, no lo analice en profundidad, no se pregunte siquiera por qué, limítese a ver si puede hacer algo nuevo y sentirse cómodo y a gusto en ello. Intente navegar solo si nunca lo ha hecho. Intente correr un kilómetro sin parar. Visite la bolsa, escale una montaña, coma un plato insólito, haga el amor en el coche o cualquier otra cosa que sea nueva para usted. Intente cambiar para ver si le gusta. Si no lo intenta, estará tranquilo y seguro pero se sentirá menos pleno y no será capaz de afrontar esos cambios realmente importantes que han de producirse, esté usted preparado o no para ellos.

Procure hablar hoy con un desconocido. Mire a ver si puede dedicar cinco minutos a charlar con esa persona, dedíquele unos instantes de su tiempo. Al abrirse a gente nueva, aunque sólo sea unos minutos, ganará una experiencia de incalculable valor en la tarea de superar algunos de esos miedos injustificados a lo desconocido. Yo he convertido en práctica de mi vida conocer por lo menos a una nueva persona al día. En los restaurantes, hablo con una camarera amistosa o con otro cliente un rato, y practico esa actitud abierta con ellos. Siempre resulta más fácil ignorar a los desconocidos, pero si se toma unos minutos, comparte un poco de sí mismo y aprende algo de ellos, resulta casi siempre una experiencia enriquecedora.

• Deje de luchar por que todo siga como siempre, usted incluido. El pasado feliz ya no existe; lo que existe es el presente y puede ser igual de feliz. Aferrarse a viejas creencias y recordarse y recordar a otros cómo eran las cosas antes sólo sirve para no gozar el presente y para resistirse cada vez más al cambio. Cari sandburg escribió sobre el pasado feliz: «hay a veces viejos sentados junto a la salida de la vida que dicen: "en aquellos tiempos había gigantes."» no espere usted a estar juntó a la salida de la vida para vivir.
Acepte el cambio como algo inevitable aunque no le agrade. Nada se mantiene igual en este planeta en perpetuo giro. Las nuevas ideas, las nuevas actitudes, costumbres y valores no son indicio de que el mundo se esté desmoronando. Son los ingredientes mismos de lo que hace que sea tan sensacional estar vivo. Los cambios se producirán piense usted lo que piense de ellos, así que ¿por qué no ser un individuo que se permita experimentar esos cambios tranquilamente en vez de combatirlos todos los días? Cuanto más practique usted el disfrute de lo desconocido, la investigación de lo insólito y el correr riesgos, más se enriquecerá su vida. El aburrimiento nace de la monotonía y de la rutina. La sensación de tener un objetivo y una misión en la vida nace de lo nuevo y lo diferente y de la aceptación del cambio. ¡elija!

Extracto de "El cielo es límite" de Wayne Dyer Publicado por  El místico