Amar lo que es, parte I
   

Amar lo que es, parte I

Byron Kathleen Reid, una empresaria y madre que vive en el alto desierto del sur de California, sufrió una severa depresión después de cumplir los treinta años. Durante un periodo de diez años, su depresión se agudizó y Katie (como le dicen) se pasó cerca de dos años casi incapaz de salir de su cama y obsesionada con la idea del suicidio. De repente una mañana, desde las profundidades de la desesperación, experimentó una revelación que cambió su vida. Katie percibió que cuando pensaba que algo debería ser diferente de cómo era ("Mi marido debería quererme más," "Mis hijos deberían apreciarme,") ella sufría, y que cuando no creía en estos pensamientos, se sentía en paz. Comprendió que lo que causaba su depresión no era el mundo alrededor suyo, sino las creencias que ella tenía respecto a ese mundo. En un repentino despertar interior, Katie vio que nuestro esfuerzo por encontrar la felicidad estaba enrevesado: en vez de intentar cambiar el mundo para ajustarlo a nuestros pensamientos de cómo "debería" ser, podemos cuestionar estos pensamientos y, mediante el encuentro con la realidad como es, experimentar una libertad y un gozo inimaginables. Katie desarrolló un método sencillo y sin embargo poderoso de indagación, llamado The Work, que rendía practicable esta transformación. Como resultado, una mujer deprimida y con tendencias suicidas se llenó de amor por todo lo que la vida le aporta.<
Esta revelación de Katie coincide con las últimas investigaciones de la psicología cognitiva, y The Work se ha comparado al diálogo socrático, las enseñanzas budistas y los programas de doce pasos. Sin embargo, Katie desarrolló su propio método sin conocimiento alguno de religión ni psicología. The Work se basa totalmente en la experiencia directa de una mujer respecto a cómo se crea el sufrimiento y cómo se le pone fin. Es asombrosamente sencillo, accesible a personas de todas las edades y procedencias, y no requiere más que pluma, papel y una mente abierta. Katie comprendió desde un principio que aportar a las personas sus respuestas o percepciones era de poco valor; en vez de eso, les ofrece un proceso mediante el cual las personas pueden encontrar sus propias respuestas.

Las primeras personas que se sometieron a The Work reportaron que había transformado su vida, y al poco tiempo Katie comenzó a recibir invitaciones para enseñar este proceso al público en general. Desde 1986 ha presentado The Work ante cientos de miles de personas en más de treinta países alrededor del mundo. Además de eventos públicos, ha presentado su Trabajo a corporaciones, universidades, escuelas, iglesias, prisiones y hospitales. El gozo y sentido de humor de Katie inmediatamente desarman a la gente, y las revelaciones profundas y los descubrimientos que experimentan los participantes redundan en eventos emocionantes (siempre se proveen pañuelos desechables).

Desde 1998, Katie ha dirigido La Escuela para The Work, un currículo de nueve días de ejercicios que se ofrece varias veces al año en diferentes localidades. La Escuela está aprobada como proveedor de créditos para unidades de educación continuada, y muchos psicólogos, consejeros, y terapeutas reportan que The Work se ha integrado como parte importante de sus prácticas. Katie también dirige una Limpia Mental de Año Nuevo: un programa de cinco días de cuestionamiento continuo que tiene lugar al sur de California al final de diciembre, y ofrece intensivos de fin de semana o "mini-escuelas" en ciudades principales. También existen cintas de audio y video de Katie facilitando The Work sobre una amplia gama de temas (sexo, dinero, el cuerpo, la crianza de los hijos) que están a la disposición de quien quiera tanto en sus eventos como en su página web.
En marzo de 2002, Crown Harmony (traducción, editorial Urano, 2002) publicó el primer libro de Katie, Amar lo Que es:: cuatro preguntas que pueden cambiar tu vida, cuyo co-autor, Stephen Mitchell es un reconocido autor ytraductor. Amar lo que es ya ha sido traducido a 16 idiomas.

 Lo que es, es

Únicamente sufrimos cuando creemos un pensamiento que está en desacuerdo con lo que es. Cuando la mente está perfectamente clara, lo que es, es lo que queremos. Si quieres que la realidad sea diferente de lo que es, podrías intentar enseñarle a ladrar a un gato y obtendrías el mismo resultado. Puedes intentarlo una y otra vez, y al final, el gato te mirará y volverá a decir: «Miau». Desear que la realidad sea diferente de lo que es, es un deseo imposible de satisfacer. Y aun así, si prestas atención> advertirás que tienes pensamientos de este tipo docenas de veces al día: «La gente debería ser más amable», «Debería enseñarse a los niños a comportarse bien», «Mis vecinos deberían cuidar mejor su césped», «La cola del supermercado debería avanzar más deprisa», «Mi mujer (o mi marido) debería estar de acuerdo conmigo», «Debería estar más delgada (o ser más guapa o tener más éxito)». Estos pensamientos constituyen distintas maneras de querer que la realidad sea diferente de lo que es. Si te parece que esto suena deprimente, estás en lo cierto. Toda la tensión que sentimos se origina en nuestras discusiones con lo que es. Personas aún no familiarizadas con The Work me dicen a menudo: «Pero si renunciase a mi discusión con la realidad perdería parte de mi poder. Si simplemente acepto la realidad, seré pasiva. Quizás incluso pierda el deseo de actuar». Yo les contesto con una pregunta: 

«¿Tienes la absoluta certeza de que eso es verdad?». «Ojalá no hubiese perdido mi trabajo» o «He perdido mi trabajo; ¿qué puedo hacer ahora?»: ¿Qué es lo que te da más poder?

The Work revela que lo que piensas que no debería haber sucedido sí debería haber sucedido. Debería haber sucedido porque así fue y ningún pensamiento del mundo puede cambiarlo. Eso no quiere decir que lo toleres ni que lo apruebes. Sólo significa que eres capaz de ver las cosas sin resistencia y sin la confusión de tu lucha interior. Nadie quiere que sus hijos enfermen, nadie quiere ser víctima de un accidente de coche; pero cuando estas cosas ocurren, ¿de qué forma podría ayudar discutir mentalmente con ellas? Sabemos que no tiene sentido, y sin embargo, lo hacemos porque no sabemos cómo dejar de hacerlo.

Soy una amante de lo que es, no porque sea una persona espiritual, sino porque, cuando discuto con la realidad, sufro. Podemos saber que la realidad está bien tal como es porque, cuando discutimos con ella, sentimos tensión y frustración. No nos sentimos normales ni equilibrados. Cuando dejamos de oponernos a la realidad, la acción se convierte en algo sencillo, fluido, amable y seguro. 

Ocúpate de tus propios asuntos


Sólo puedo encontrar tres tipos de asuntos en el universo: los míos, los tuyos y los de Dios. (Para mí, la palabra Dios significa «realidad». La realidad es Dios, porque gobierna. Todo lo que escapa a mi control, al tuyo y al de cualquier otra persona es lo que yo denomino «los asuntos de Dios».) Buena parte de nuestras tensiones proviene de vivir mentalmente fuera de nuestros asuntos. Cuando pienso: «Necesitas encontrar un trabajo, quiero que seas feliz, deberías ser puntual, necesitas cuidar mejor de ti mismo», me estoy inmiscuyendo en tus asuntos. Cuando me preocupo por los terremotos, las inundaciones, la guerra o la fecha de mi muerte, me estoy inmiscuyendo en los asuntos de Dios. Si mentalmente estoy metida en tus asuntos o en los de Dios, el efecto es la separación. Fui consciente de esto hace tiempo, en 1986. Cuando, por ejemplo> me inmiscuía mentalmente en los asuntos de mi madre con pensamientos del tipo: «Mi madre debería comprenderme», experimentaba de inmediato un sentimiento de soledad. Y comprendí que siempre que me he sentido herida o sola, he estado inmiscuida en los asuntos de otra persona.

Si tú estás viviendo tu vida y yo estoy viviendo mentalmente tu vida, ¿quién está aquí viviendo la mía? Los dos estamos ahí. Ocuparme mentalmente de tus asuntos me impide estar presente en 3 los míos. Me separo de mí misma y me pregunto por qué razón mi vida no funciona. Pensar que yo sé lo que es mejor para los demás es estar fuera de mis asuntos. Incluso en nombre del amor, es pura arrogancia y el resultado es la tensión, la ansiedad y el miedo. ¿Sé lo que es adecuado para mí? Ese es mi único asunto. Permíteme trabajar en eso antes de tratar de resolver tus problemas por ti.

Si comprendes los tres tipos de asuntos lo bastante para ocuparte de los tuyos propios, este conocimiento puede liberar tu vida de una manera que ni siquiera eres capaz de imaginar. La próxima vez que sientas tensión o incomodidad, pregúntate de quién son los asuntos en los que te ocupas mentalmente, ¡y quizás estalles en carcajadas! Esa pregunta puede devolverte a ti mismo. Tal vez llegues a descubrir que, en realidad, nunca has estado presente y que te has pasado toda la vida viviendo mentalmente en los asuntos de otras personas. Y si practicas durante un tiempo, quizá descubras que en realidad no tienes ningún asunto y que tu vida funciona perfectamente por sí misma

Enfréntate a tus pensamientos con Comprensión


Un pensamiento resulta inofensivo a menos que nos lo creamos. No son nuestros pensamientos, sino nuestro apego a ellos, lo que origina nuestro sufrimiento. Apegarse a un pensamiento significa creer que es verdad sin indagar en él. Una creencia es un pensamiento al que hemos estado apegados, a menudo durante años. La mayoría de la gente cree que «es» lo que sus pensamientos dicen que es. Un día advertí que no estaba respirando: me estaban respirando. Entonces también advertí, con gran sorpresa, que no estaba pensando: que, en realidad, estaba siendo pensada y que pensar no es personal. ¿Te despiertas por la mañana y te dices: «Creo que hoy no voy a pensar»? Es demasiado tarde: ¡ya estás pensando! Los pensamientos sencillamente aparecen. Provienen de la nada y vuelven a la nada, como nubes que se mueven a través de un cielo vacío. Están de paso, no han venido para quedarse. No son perjudiciales hasta que nos apegamos a ellos como si fueran verdad. Nadie ha sido capaz, jamás, de controlar su pensamiento, aunque la gente cuente la historia de cómo lo ha conseguido. No dejo que mis pensamientos se marchen: me enfrento a ellos con comprensión. Son ellos los que me dejan marcharme a mí.
Los pensamientos son como la brisa o las hojas en los árboles o las gotas de lluvia que caen. Aparecen del mismo modo, y a través de la indagación, podemos entablar amistad con ellos. ¿Discutirías con una gota de lluvia? Las gotas de lluvia no son personales, como tampoco lo son los pensamientos. Una vez que te has enfrentado a un concepto doloroso con comprensión, la próxima vez que aparezca quizá te resulte interesante. Lo que solía ser una pesadilla ahora es sólo algo interesante. La siguiente vez que aparezca, tal vez te resulte divertido. Y la siguiente vez, quizá ni siquiera lo adviertas. Este es el poder de amar lo que es. 

Pon la mente en el papel


El primer paso de The Work consiste en escribir tus juicios sobre cualquier situación estresante de tu vida pasada, presente o futura: una persona que te desagrada o te preocupa, una situación que te provoca enfado, miedo o tristeza, o alguien ante quien sientes ambivalencia o confusión. Escribe tus juicios tal como los piensas. (Utiliza una hoja de papel en blanco; también puedes encontrar en el sitio web http://www.thework.org, en la sección denominada «Do The Work» [«Haz The Work»], una «Hoja de Trabajo para juzgar a tu prójimo» [Judge-Your-Neighbour Worksheet] que puedes balarte e imprimir.) Durante miles de años, nos han enseñado a no juzgar; pero, seamos sinceros, de todos modos lo hacemos sin parar. La verdad es que todos tenemos siempre juicios en la cabeza. A través de The Work tenemos permiso, finalmente, para expresar esos juicios, v hasta 4 «gritarlos», en el papel. Tal vez descubramos que es posible enfrentarse incluso a los pensamientos más desagradables con un amor incondicional. Te animo a que escribas sobre alguien a quien no hayas perdonado totalmente. Este es el lugar más eficaz por donde empezar. Aun cuando hayas perdonado a esa persona en un 99 por ciento, no serás libre hasta que tu perdón sea completo. Ese 1 por ciento que no has perdonado es precisamente el lugar en el que te has atascado con el resto de tus relaciones (incluida la relación contigo mismo).

Si empiezas por dirigir el dedo acusador hacia fuera, entonces el centro de atención no recaerá en ti. Sencillamente te soltarás sin censurarte. Con frecuencia estamos bastante seguros sobre lo  que otras personas necesitan hacer, cómo deberían vivir y con quién deberían estar. Cuando se trata de otras personas, tenemos una visión clara, pero no sucede lo mismo con nosotros mismos. Al realizar The Work, comprendes quién eres porque ves quiénes crees que otras personas son. Con el tiempo, llegas a ver que todo lo que está fuera de ti es un reflejo de tu propio pensamiento.

Eres el narrador de la historia, el proyector de todas las historias, y el mundo es la imagen proyectada de tus pensamientos.

Desde el principio de los tiempos, la gente ha intentado cambiar el mundo a fin de ser feliz. Esto nunca ha funcionado porque aborda el problema en el orden contrario. The Work nos brinda un medio para cambiar el proyector -la mente- en lugar de lo proyectado. Es como cuando hay un fragmento de polvo en la lente de un proyector. Creemos que hay una imperfección en la pantalla e intentamos cambiar a quienquiera que sea sobre quien recaiga la imperfección. Pero intentar cambiar las imágenes proyectadas constituye un esfuerzo fútil. Una vez que comprendemos dónde está la mota de polvo, podemos limpiar la lente. Esto constituye el fin del sufrimiento y el principio de la dicha en el paraíso.

Continuará