Voy a seguir creyendo, aun cuando la gente lamentablemente pierda la esperanza. Voy a seguir dando mucho amor, aunque otras personas siembren odio. Voy a seguir construyendo alrededor mío, aun cuando otros destruyan.
Voy a seguir hablando de paz, aún en medio de una terrible guerra. Voy a seguir iluminando el camino, aún en medio de la oscuridad total. Y, seguiré sembrando, aunque otras personas pisen la cosecha. Y, seguiré gritando al viento y al mundo, aún cuando otros callen. Y, dibujaré muchas sonrisas, en algunos rostros con lágrimas. Y, transmitiré alivio, cuando vea que las personas tienen dolor. Y, regalaré motivos de alegría, donde vea y haya tristezas.
Invitaré a caminar a cualquiera que decidió por su cuenta quedarse en un sitio, y levantaré los brazos a los que se han rendido, y no tienen ninguna esperanza.
Porque en medio de la desolación, y la amargura siempre habrá un niño vigilante que nos mirará esperanzado, y la vez tratando de esperar algo de nosotros, aún en medio de una gran tormenta.
Por algún lado saldrá brillante el sol matutino, y en medio del desierto árido crecerá una planta, llena de flores y de frutos.
Siempre habrá un pájaro cantando alegremente alrededor nuestro, habrá también un niño que nos sonreirá alegremente y una mariposa que nos brinda su belleza silvestre.
Pero... si algún día ves que no sigo al lado tuyo, ya no sonrío o callo, sólo acércate, abrázame y dame un beso, un abrazo o simplemente regálame una sonrisa. Son esas cosas simples las que nunca se olvidan.
Con eso será suficiente por ahora, seguramente ya habrá pasado la tormenta que la vida me abofeteó horriblemente, y me sorprendió infraganti por un segundo.
Desconozco el autor