9 cosas inauditas que te hacen más inteligente
   

9 cosas inauditas que te hacen más inteligente

Según sorprendentes estudios científicos, conductas inesperadas como comer chocolate nos hace ser más inteligentes.

También “ciertas cualidades personales”: que van desde sufrir trastorno bipolar o poseer vello en el cuerpo estarían relacionadas con nuestras capacidades.

Además realizar varias tareas al mismo tiempo, una conducta bien vista a la hora de conseguir trabajo, en realidad atenta contra nuestro rendimiento y concentración.

Por otra parte, no dormir antes de un examen es una mala idea, ya que el insomnio perjudica tanto a nuestra mente como el alcohol. Aquí, 10 cuestiones que, fuera de toda lógica o prejuicio, nos hacen más lúcidos.

Comer chocolate. Un estudio reciente examinó que los países que más premios Nobel tienen en su haber son en realidad los que poseen mayor consumo de chocolate per cápita. La investigación, publicada en The New England Journal of Medicine, coloca a Suiza a la cabeza del ranking. Sus autores asocian este beneficio a los flavanoides, antioxidantes presentes en este alimento y en el vino.

Realizar gimnasia mental. Si bien se pensaba que el cerebro de un adulto estaba completamente formado y no se podía modificar, los neurobiólogos descubrieron que este órgano continúa su desarrollo durante toda la vida. Basándose en esa premisa, el profesor Richard Restak en su video educativo “Optimizing Brain Fitness” predica que se puede estimular la mente más allá de la edad y mejorar el rendimiento para enfrentar los desafíos cotidianos, resolver problemas y aprender cosas nuevas.

No ser “multi-tasking”. El requisito en casi todo currículum a la hora de conseguir un trabajo es, en realidad, un gran enemigo de la concentración y la inteligencia. Cuantas más labores simultáneas se intenta realizar, peor es el rendimiento y mayor la distracción, sin poder distinguir entre la información importante y la trivial.

Dormir bien.  Existen evidencias científicas de que la privación de sueño atenta contra la inteligencia. De hecho, el insomnio perjudica al cerebro tanto como el alcohol, y disminuye su eficiencia y rendimiento. La información nueva que se incorpora necesita unas seis horas para consolidarse y se fija durante el sueño.

Sufrir trastorno bipolar. El virtuoso músico Jimmy Hendrix, la galardonada actriz Catherine Zeta-Jones, el escritor Charles Dickens y hasta el científico Albert Einstein padecían este síndrome. De hecho, diferentes investigadores hallaron que el trastorno bipolar es más frecuente entre los superdotados.

Ser excéntrico. Esta cualidad es tan difícil de definir como de mensurar. Sin embargo, se consideran comportamientos extraños a los que escapan de las normas sociales establecidas, pero que, a diferencia de la locura, no perjudican a los individuos que los ejecutan. Ejemplos históricos muestran que la excentricidad está ligada a las personas creativas, pero también es una cualidad digna de los académicos.

Ser zurdo. Algunos estudios señalan que quienes son zurdos poseen un coeficiente intelectual más alto, mientras otras investigaciones científicas resaltan que esta población tiene mejores resultados en las pruebas de capacidad, así como en la resolución de problemas.

El ateísmo. Un estudio realizado en 2008, que examinaba la relación entre la inteligencia y la fe religiosa mostró que las personas de mayor coeficiente intelectual (CI) tendían a ser ateos. Le seguían los agnósticos, los de creencias liberales y en último lugar, los creyentes fundamentalistas. De hecho, el vínculo entre el CI y la religión ha sido ampliamente investigado, tanto en individuos como en sociedades y los países con habitantes menos propensos a creer en Dios presentaban mayores tasas de inteligencia de acuerdo con el CI, también conocido como IQ.

Ser feliz. Un estudio realizado en el Reino Unido mostró que aquellos con menor coeficiente intelectual fueron más propensos a ser infelices que sus colegas más capaces. Así, la investigación sugiere que son las características asociadas con la inteligencia y no la inteligencia en sí misma las que tienden a provocar los estados de desesperación. El trabajo desmitifica la idea del escritor Ernest Hemingway, quien dijo alguna vez: “La felicidad en la gente inteligente es la cosa más rara que conozco.”.