5 formas super rápidas de aumentar tu energía
   

5 formas super rápidas de aumentar tu energía


En cualquier sitio podemos encontrar consejos complicados, cambios radicales de vida para mejorar nuestra salud y, con ello, aumentar nuestros niveles de energía. Yo conozco montones, y muchos de ellos se quedan en eso, en simples conocimientos teóricos. No es eso lo que pretendo explicar aquí.

Quiero contarte algunos trucos fáciles, rápidos y efectivos para recobrar la energía en los momentos en los que está baja. Más efectivos y sanos que un café o una coca cola, espabilan, sacan de la modorra, dan un empujón extra.

Allá van en orden totalmente aleatorio, para que pruebes los que te llamen la atención. Que los momentos de bajón te pillen con recursos para afrontarlos.

1. Haz un “Vacía-cabezas”

Un vacía cabezas es una lista en la que tienes que escribir todas las ideas y asuntos pendientes que están constantemente dándote vueltas por la cabeza.
  • Terminar el informe
  • Aprender a editar vídeos
  • Hacer una página web
  • Comprar el dominio y mirar hosting
  • Apuntarme al curso de reiki antes de que se llene
  • Vacunar al perro
  • Comprar las cosas para la cena del viernes
  • Llamar a la tía Josefina, que está mal
  • Conectarme a la web del banco y ver si me han hecho la transferencia
  • Hablar con la profesora de Pedrito…
Apunta todo lo que se te ocurra, de todos los ámbitos de tu vida, y después ordénalo por temas: familia, trabajo… Anota a diario, si lo necesitas, lo nuevo que vayan surgiendo Una vez por semana repasa la lista para quitar lo que ya está resuelto.

Un vacía-cabezas es como un vacía-bolsillos mental, en el que sueltas todo lo que da vueltas para así estar más libre. Si no  los escribes todas esos “tengo que” van a estar pululando por tu cabeza creando sensación de agobio, ruido mental y falta de concentración.

Al escribirlos la energía necesaria para recordar toooodo lo que te ronda queda liberada y disponible para que la utilices en asuntos más provechosos. Así aumentas tu depósito energético, además de traer sosiego a tu cabeza.

2. Sacúdete

Ponte de pie, con las espalda recta, los pies paralelos y separados el ancho de los hombros. Con los pies siempre en contacto con el suelo empieza a sacudirte. Muévete. Sacude los brazos, las piernas, las caderas. Afloja los hombros, las manos, la cabeza. Gira la cintura a los lados, delante y detrás, sin dejar de sacudirte. Agita. Suelta. Libera. Mantén la respiración fluida, no la controles. STOP. Unos minutos son suficientes.

¿Qué tal? ¿Notas la sangre fluir? ¿Ha aumentado tu temperatura? Quizá te falte la respiración unos instantes, aun pequeño precio por quitarte la modorra, espabilarte y empezar lo que quieras hacer con energías renovadas.

3. ¡Respira!

Se lo que estás pensando… que siempre aparece este rollo de la respiración cuando se habla de meditar, de energía, de relajación. ¡Pues claro! Si es que es fundamental y se nos olvida una y otra vez.

Esta técnica en particular aparece en “El peregrino de Compostela” de Paulo Coelho, y se llama el soplo de RAM.

La recuerdo aquí, porque la he probado y resulta muy efectiva para recargar las pilas rápidamente.

Vacía completamente los pulmones, saca todo el aire. Inspira lentamente, mientras subes los brazos rectos por encima de la cabeza. Imagina, siente o visualiza como a la vez que el aire metes dentro de ti amor, paz, armonía con el universo.

Manténte así todo lo que puedas, concentrado en esas sensaciones.

Cuando ya no puedas más suelta el aire de golpe, pronunciando la palabra RAM y bajando los brazos.

Repite durante cinco minutos más o menos, y ve a hacer algo bueno con toda esa energía que te recorre.

4. Estimula el movimiento de la energía

Al igual que la sangre circula por las venas y arterias, la energía circula por nuestro cuerpo por unos canales, que en Medicina China se llaman meridianos.

Existen 12 meridianos pares, seis a cada lado del cuerpo. Los puntos de acupuntura son lugares muy concretos en estos meridianos, que permiten modificar la circulación de la energía. Digo esto como simple curiosidad, porque el estudio de los puntos de acupuntura y los meridianos lleva años.

Este truco trata de estimular ese movimiento de la energía, golpeteando los meridianos. Es facilísimo sólo lleva unos minutos hacerlo, aunque explicado parezca muy complicado.
Extiende el brazo izquierdo, con la palma hacia arriba y ve dando golpeteos con la palma de la mano derecha, desde la punta de los dedos hasta el hombro (por el interior del brazo). Gira la palma de la mano hacia el suelo y sigue dando golpecitos, esta vez desde el hombro hacia los dedos (ahora estimulas la parte dorsal del brazo). Repite esta serie unas cuantas veces, con ritmillo.

Cambia de mano. Golpetea el brazo derecho con la mano izquierda.

Ahora vamos a las piernas, las dos a la vez. Con el puño cerrado da golpecitos desde el tobillo a la ingle, por el interior de las piernas. Ahora pasa a la cadera y haz lo mismo por el exterior, bajando hasta el tobillo.

En los meridianos del interior del cuerpo la energía fluye de abajo hacia arriba, y en los del dorso al contrario; al estimularlos favorecemos el movimiento. ¡Y se quita el frío!

Precauciones:
  • No hagas el ejercicio si te vas a ir en breve a la cama o quieres descansar, porque te costará dormirte.
  • La intención es mover la energía, no hacerse moratones… haz que el golpeteo sea suave, rítmico y ágil.

5. Echate una siesta “inemuri”

Duerme, descansa… ¿Hay algo mejor para recuperar la energía? ¿Te has parado a pensar en la de veces que tu cuerpo quiere descansar y tu te obligas a seguir y seguir sin darte tregua
¿Es tu cuerpo un ente separado de ti? Tu cuerpo es sabio, y si no le das el descanso que necesita lo va a buscar por su cuenta… una gripe, una torcedura de tobillo; lo que sea necesario para hacerte parar. Piensa en ello y trátate con amor.

Y ahora el truco rápido: echarse una siesta “inemuri”, a la  japonesa, no como la española de pijama y orinal. Los japoneses se quedan sopa en cualquier esquina… en el metro, en clase, en el parque, en una reunión con su jefe. No se trata de llegar a esos extremos, sino de echar una cabezada.


Siéntate en una silla no demasiado cómoda. El sofá es demasiado acogedor. Quieres echarte cinco minutos, que se convierten en otros cinco, te echas la manta encima para los cinco siguientes y te despiertas después de hora y media, con la cabeza embotada. Así que en la silla, relajado, brazos sobre los muslos, la cabeza ligeramente inclinada hacia delante; postura del cochero se llama. Deja que el sopor te invada. Cada vez tienes más sueño.

Clonk. Se te ha caído la cabeza y te has espabilado. Esa es la señal del fin de la siesta. No necesitas más para descansar y recobrar energías.
Más fáciles y rápidos imposibles. Y efectivos, te lo aseguro. Ponlos en práctica y notarás sus beneficios.