Dejar de discutir
   

Dejar de discutir

Nuestras vidas no son fáciles porque discutimos demasiado. Pero es algo completamente inventado, vive solo en nuestras mentes.

Inventamos estas discusiones por muchas razones: para dar significado a nuestras vidas, para sentirnos realizados, para dramatizar (aunque sea solo en nuestras cabezas), o solo porque es el modo de pensar al que nos hemos acostumbrado.

Dejar de discutir no es siempre fácil, pero si te hace sentir mas libre. Cuando te das cuenta de que no tienes que discutir por todo, la vida se hace mucho mas fácil.

Pongamos el ejemplo de la discusión con tu hija pequeña para que se coma las verduras. Es innecesaria — obligarla a comerse las verduras no sirve de nada. A la niña no le van a gustar mas las verduras si se ve obligada a comerlas. En lugar de eso, dale ejemplo comiendo verduras, y trata de encontrar maneras para que comer cosas sanas sea divertido para ella. Haciendo que sea divertido, y olvidando la necesidad de obligarla a comer verduras, no tendrás esa discusión innecesaria.

Lo mismo se aplica a cualquier otra discusión en la que tengamos expectativas de los demás — olvida esas expectativas, y deja de obligar a la gente a que se ajuste a tus expectativas. De todos modos, existen solo en tu imaginación. En lugar de eso, motiva a través de la inspiración, haz las cosas divertidas y enfócate en lo que es importante: la relación. La discusión nunca es tan importante como la relación.

La discusión tiene su origen cuando nos empecinamos en que las cosas vayan por un determinado camino. En lugar de eso, fluye alrededor del obstáculo como el agua, encuentra un camino alternativo, olvida el camino prefijado. Adáptate, fluye, y acepta el cambio de rumbo.

Autor: Leo Babauta
Traductor: Víctor M. Varela